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lunes, 12 de febrero de 2024

LAS FOBIAS ESPECIFICAS

La fobia específica consiste en un temor intenso y persistente, que es excesivo e irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos. Por ejemplo: miedo a volar, a la altura, vértigo, precipicios, animales o insectos, ascensores, espacios cerrados (claustrofobia), oscuridad, administración de inyecciones, visión de sangre o heridas, ingerir determinadas comidas o medicamentos, ir al dentista, etc.

La exposición al estimulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de miedo, que puede tomar la forma de una Crisis de Pánico. 

La persona reconoce que este miedo es excesivo e irracional pero no puede controlarlo.

Las situaciones que provocan fobia se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar. 

Estas fobias interfieren marcadamente con la rutina normal de la persona, con las relaciones laborales (o académicas), familiares o sociales.

Tratamiento:

Cuando las fobias interfieren con la vida de una persona, el tratamiento puede servir de ayuda. Un tratamiento efectivo generalmente involucra las siguientes formas de psicoterapia: Terapia Cognitiva, Desensibilización Sistemática y Terapia de Exposición, en la cual los pacientes se exponen gradualmente a lo que los asusta hasta que el miedo comienza a desaparecer. Los ejercicios de relajación y respiración también contribuyen a reducir los síntomas de ansiedad.

No existe hasta ahora un tratamiento comprobado a base de medicamentos para Fobias Específicas, pero en ocasiones ciertas medicinas pueden recetarse para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad antes de que la persona se enfrente a una situación de fobia o durante la misma (por ejemplo, para realizar un viaje en avión).



HEMATOFOBIA: FOBIA A LA SANGRE

Las personas que tienen fobia a la sangre temen las heridas, cortes y las jeringuillas. Esta fobia presenta algunas características que la diferencian del resto debido que la respuesta corporal ante la sangre es diferente del resto de las fobias ya que se trata de una respuesta bifásica, con un incremento ´de la presión arterial seguido de una caída brusca lo que puede conducir al desmayo (síncope vasovagal).

Cuando una persona con hematofobia está en presencia de sangre se va a producir un aumento de la respuesta cardiovascular, aumentando así el latido cardíaco y la presión arterial, sin embargo, justo después este aumento disminuye de forma brusca provocando nauseas, mareos, sudores, palidez y, en ocasiones, el desmayo. Es por esto por lo que las personas con este tipo de fobia suelen relatar una historia de episodios de desmayos recurrentes.